lunes, 28 de mayo de 2007

MALCOLM X : Yo acuso al hombre blanco…

Gustavo Soto Santiesteban
Apasionado por el baseball, el basket y por el fútbol –hincha del Inter de Milán- Spike Lee, (Atlanta 1957) es la joven mirada afro-americana exitosa del cine norteamericano. Desde su primera realización, She´s Gotta Have It (1985) filme de bajo presupuesto que tuvo un enorme éxito de taquilla, Lee incursionó en la publicidad para firmas como Nike (Air Jordan), Taco Bell, entre otras -lo que le permitió armar su propia compañía productora, “40 Acres and a Mule Filmworks”. Ha dirigido ya de más de una veintena de filmes (a los que llama Spike Lee joints) y ha sido actor en la mayor parte de ellas; además de realizar producciones televisivas, documentales y videos musicales. De su filmografía destacamos: Do the Right Thing (1989) Mo' Better Blues (1990), Jungle Fever (1991), Malcolm X (1992), Summer of Sam (1999, Inside Man (2006).
Tanto su obra cinematográfica como las declaraciones de su propio personaje de exitoso hombre público afro americano, abordan provocativamente la temática de la discriminación racial, de la intolerancia, del racismo y de la violencia ordinarias constitutivas de la sociedad norteamericana, y además temas de actualidad, como la denuncia contra la política discriminatoria anti-negro y anti-pobres, llevada a cabo por el gobierno de Bush en el caso del Huracán Katrina, (documental When the Levees Broke). Todos los nuevos actores afro-americanos han pasado por sus manos en los inicios de su carrera ( Wesley Snipes, Martin Lawrence, Samuel L. Jackson, Halle Berry) y alguno de ellos, como Denzel Washington, son sus actores claves.
El filme Malcolm X, narra la vida y la muerte de uno de los líderes del amplio y complejo movimiento de lucha contra el racismo en los USA en la década de los 60, más conocido como movimiento por los Derechos civiles de los afro-americanos. Década signada por los asesinatos políticos y la represión de la protesta étnica y estudiantil: asesinatos de Kennedy en 1963, de Malcolm X en 1965 y de Martin Luther King en 1968, además de la brutalidad policial (Domingo sangriento de 1965 en Montgomery entre otros).
Podría decirse que el film describe el contexto de interpretación del discurso que sigue: “Yo acuso al hombre blanco de ser el esclavista más grande el mundo. Yo acuso al hombre blanco de ser el secuestrador más grande el mundo. No hay lugar en el mundo al que este hombre haya ido, donde se pueda decir que ha creado paz y armonía. Donde ha ido, ha creado caos y destrucción. Entonces yo lo acuso de ser el canalla y borracho más grande del mundo. Yo lo acuso de ser el ladrón y esclavista más grande del mundo. No puede negar los cargos, no pueden negar los cargos: nosotros somos la prueba. Ustedes y yo no somos americanos, somos las víctimas de los americanos (…) No hemos visto el sueño americano, sólo hemos experimentado la pesadilla americana.” Sin duda se trata de lucha social, pero no es un mero film militante unidimensional. Se trata también de una mirada que desarrolla el lema estético-político: black is beautiful. Y de ello no deja duda la pericia de Spike Lee acerca los códigos cinematográficos: pasa con soltura del manejo documental al del clásico cine musical y policial. Tal por ejemplo, la reconstrucción del Harlem de la posguerra, de la cultura popular y juvenil negra, de la música y de los iconos (tales Joe Louis, Billie Holliday o el jazz) que aumentaban y reafirman la autoestima étnica-cultural: base y resultante de un proceso reivindicativo. De ese proceso cuya “escena primitiva” del trauma colectivo del racismo, que puntúa la narración, Lee cita el Griffith del Nacimiento de la nación y del cine norteamericano: los jinetes del KKK que han incendiado la casa paterna de Malcolm niño, se alejan cabalgando bajo una enorme luna llena. Imagen arquetípica de la intolerancia y la impunidad.
A diferencia de líderes como Luther King o Stokely Carmichael, universitarios, Malcolm es un joven delincuente de Harlem –la delincuencia como efímero camino de ascenso social- que encontraría en la cárcel, su primera iluminación, su primer guía y su libro fundamental: el Diccionario Webster. Allá están sedimentados e institucionalizados los sentidos naturalizadores de los discursos y de las prácticas racistas que atraviesan y hablan a través de los sujetos. En esa universidad de los marginales y de los rebeldes, Malcolm encontrará su primera metodología: la subversión de los sentidos, el rechazo del blanqueamiento, la reidentificación con su cultura y su destino colectivo. Primer movimiento ideológico: el mundo al revés (Todos los blancos son demonios) que lo llevará a ser un extraordinario orador y organizador; radical, sectario y provocador.
Decíamos literalmente iluminación, pues el movimiento de los derechos civiles está atravesado, discursiva y organizativamente por estructuras religiosas (protestantes, católicas y musulmanas) que dan cuenta de la fuerza y de las convicciones militantes, tanto en la vía de la resistencia activa y no violenta, cuanto en las otras vías (Black Panthers, por ejemplo). La segunda iluminación, la encontrará en su peregrinación a La Meca, luego de esa ya clásica y reiterada disputa entre el profeta ético y el negociante de la retórica radical (E. Muhammed). Retorna de la peregrinación con un pensamiento más estratégico, más complejo y abierto (No soy racista), que no podrá desarrollar políticamente a plenitud, asesinado por sus ex compañeros musulmanes manipulados por los servicios secretos.
Ahora bien, hay un doble homenaje a Malcolm y a Mandela -que aparece en el filme- que difumina las fronteras entre radicales tácticos y moderados estratégicos; todas esas voces, énfasis, trayectorias parecen articularse en el sistema de las luchas de liberación y por la dignidad humana. Como allá, entonces, la dignidad - además de la libertad y de la igualdad- es un tema y una expresión recurrente de los movimientos sociales e indígenas de la última década que están luchando por constitucionalizar sus derechos colectivos, contra la discriminación y la intolerancia, acá, en la Bolivia de hoy.

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